La introducción de las hojas verdes en la alimentación diaria, es sustancial para mantener un equilibrio en nuestro organismo.
¿Comes hojas verdes? ¡Sí! ¡Sí!… como lechuga… espinacas y alguna otra variedad de verde sintético, lechugas de esas que crecen todo el año en invernaderos que aparentemente son lechugas o mejor dicho que, empatizan con ordenadores, skipe, móvil, microondas… ¡lechugas virtuales!.
Y no tenemos nada en contra de las pobres, frágiles y temidas lechugas, si son de temporada, de origen biológico y se usan para adornar un plato, para equilibrar una comida o para refrescar.
Cuando hablo de hojas verdes me refiero a ¡hojas verdes!, son factorías bioquímicas: el proceso de fotosíntesis es esencialmente una reacción de fijación de energía.
El proceso contrastante a la fotosíntesis en las plantas es la respiración. La respiración es esencialmente una reacción de liberación de energía. La reserva de la energía de luz concentrada por las plantas es almacenada y fijada mediante fotosíntesis y liberada mediante la respiración.
El color verde de las hojas viene de la clorofila, un químico que, con ayuda de la luz, cambia el dióxido de carbono y agua en azúcares. El dióxido de carbono procesado por las hojas viene del aire y entra por medio de agujeritos en las hojas llamados estomatos. Las hojas también pueden perder humedad por estos agujeros. Las hojas no trabajan de noche ni tampoco en clima muy seco; en esas épocas las hojas se cierran y almacenan agua para la planta.
Al observar una hoja puedes ver venitas o ramitas que se extienden desde el tallo principal. Estas venas minúsculas son el sistema de transporte de la hoja para la circulación de agua y minerales. En medio de estas venas residen unidades más pequeñas de tejido de la planta, que están hechas de aún más pequeñas unidades llamadas células. El tejido y las células son lo que usan las hojas para captar energía de la luz para almacenar como azúcar.
Todas las células de hojas son similares, y dentro de cada célula existen minúsculos cuerpos verdes llamados cloroplastos. Es dentro de los cloroplastos que el pigmento verde de la hoja se almacena y tiene lugar el procesamiento de azúcares. Los cloroplastos son la fuerza obrera de la hoja y están en constante movimiento.
Dentro de estos organismos existe un sistema de dobles membranas dispuestas en capas espirales, formando estructuras que se asemejan a un montón de monedas. Estas estructuras se llaman grana. La clorofila es dispuesta en capas delgadas en las granas, haciéndolas muy eficaces para captar luz. Las moléculas de clorofila, como todas las moléculas están compuestas de átomos. Los cinco tipos de moléculas halladas en la clorofila son carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno y magnesio.
La hoja de una planta es el sistema respiratorio del organismo, los pulmones de la planta así como los pulmones de la tierra. Energéticamente las hojas contienen luz y luminosidad. Estiran sus limbos hacia arriba en dirección centrífuga, o hacia fuera horizontalmente. Se extienden para su fuente de luz, absorbiendo graciosamente la ofrenda generosa de la calidez del sol.
Los vegetales de hojas verdes físicamente afectan la parte alta del cuerpo, en especial los pulmones, corazón y garganta. Fomentan el ritmo cósmico, el aliento de vida y oxigenan el cuerpo humano, alimentando las células para producir así hemoglobina. Esto a su vez ilumina las zonas oscuras del cuerpo y el alma.
Los vegetales de hoja crecen en una dirección centrífuga y por lo tanto energéticamente estimulan los procesos mentales de imaginación, apertura, ideas creativas, y despertar espiritual. Estos alimentos manifiestan energéticamente cualidades de frescura y vida. Su papel como alimento es producir un suave efecto refrescante en el cuerpo, en particular en el cuerpo superior (corazón, pulmones y garganta).
Estructura de las hojas verdes para la alimentación
Las hojas verdes en la alimentación tienen una tendencia a absorber grasa y esto los hace benéficos para condiciones de exceso. Los vegetales de hojas varían en efecto según su estructura. Podemos clasificarlos en cuatro categorías básicas según su estructura y efecto.
Hojas de estructura amplia: Este grupo de vegetales incluye plantas con las hojas mas anchas pak choi, cardos, lechuga romana y de hoja y todos los demás que se asemejan a una hoja redonda y de amplia estructura.
Con estructura aserrada: Este grupo de vegetales verdes incluye, hojas de mostaza, col rizada, rapipini (tallo de brócoli), escarola, hojas de nabo, y todas las demás hojas de borde ondulado.
Apretadamente aserradas: En este grupo se encuentran las más amargas así como las hojas más apretadas, incluye hojas de diente de león, de zanahoria, berro, achicoria y todos los vegetales de estructura angosta.
Hojas derechas y suaves: Estos vegetales verdes incluyen, cebolleta, cebollino y puerro. Tienden a tener un gusto picante o acre y pueden ayudar a dispersar exceso de calor y estancamiento en el cuerpo alto, las propiedades energéticas de esas hojas son fuerte hacia arriba y dispersadamente hacia fuera.
Deberíamos tomar de un 30% a 35% de verdura de hoja en cada comida con respecto del plato todos los días, si podemos, en las tres comidas. En cocciones como escaldado, vapor, hervido corto, salteado en agua, y aceite, al finaliza la cocción debería subir el color verde y la hoja estar aún crujiente. Las hojas verdes también se pueden encurtir en picles cortos, es una forma inteligente de tomar ensaladas y de obtener probióticos. Cuando tomamos hojas verdes crudas es mejor una pequeña cantidad y preferiblemente hacerlo cuando comemos pescado, fritos o el tiempo es muy caluroso.