Por Patricia Restrepo
Si al corazón se le conoce como el emperador, del intestino delgado se dice que representa el «ser».
En la Medicina Tradicional China se dice que el espíritu está dentro del intestino delgado, y que gran parte de lo que somos, o de lo que podemos llegar a ser o a materializar depende de lo que podamos absorber.
Si nos comparáramos con una planta, entenderíamos que las raíces son las encargadas de tomar los nutrientes de la tierra, así nuestros intestinos son como las raíces, y cumplen las mismas funciones que las raíces de una planta.
El corazón y el intestino delgado (ID), el protector del corazón y el triple calentador son los órganos relacionados con “el fuego”, elemento correspondiente al verano en la teoría de las 5 transformaciones, que nos ayuda a entender el funcionamiento de los ciclos de la naturaleza, del hombre y del movimiento.
El sabor que se asocia a esta TRANSFORMACION es el amargo, es decir el sabor que tonifica, y regula las funciones del intestino delgado y corazón es justamente el amargo. Curiosamente este sabor es considerado peyorativo con respecto al dulce, alejándonos del todo que es cambiante, donde lo dulce se puede volver amargo y lo amargo dulce. Deberíamos pues nutrirnos física y espiritualmente de todos los sabores.
El 90% de los nutrientes se absorben en el intestino delgado, por esta razón hay que mantenerlo limpio y flexible, con lo que es aconsejable evitar: mantequillas, alimentos untuosos, embutidos, carnes, harinas, bollerías, azúcar simple, bebidas frías, lácteos, quesos, yogures.
El intestino delgado separa lo puro de lo impuro en el proceso digestivo, y a nivel más global, a saber discernir lo que alimenta mi Ser y lo que no es mío. Nos ayuda a saber distinguir las creencias que están basadas en nuestra propia experiencia o en la de otros (introyecciones). Ayuda a que el corazón pueda sentir y expresar de una manera libre y espontánea.
Está relacionado con la calidad de la sangre, la claridad en objetivos, con la acción. Mantiene la tranquilidad en momentos de shock.
Una estudiante del IME investiga la relación que tiene el autismo con la degeneración del intestino delgado, y a su vez la recuperación de esta patología a través de la dieta y sentido común.
Según el diagnóstico oriental, la parte inferior del labio superior refleja el estado del intestino delgado según su coloración y forma. Desde el prisma de la medicina alopática unos labios pálidos indican una anemia vinculada a la mala absorción del intestino delgado.
Situado en la cavidad abdominal, el intestino delgado es un tubo alargado y hueco con paredes más delgadas que las del estómago. Mide entre siete y nueve metros de largo, plegado varias veces. Se divide en tres partes: duodeno (la parte más cercana al estómago), yeyuno (la porción media) e íleon (el tramo final).
Al igual que el estómago, el intestino delgado tiene músculos que al moverse hacen que los alimentos vayan avanzando, la pared interior del intestino delgado no es lisa, sino que presenta una cantidad de «pelitos» llamados vellosidades intestinales, que están irrigadas internamente por vasos sanguíneos.
La medicina convencional reconoce dos funciones claras en el intestino delgado: el paso de los alimentos a través de las vellosidades intestinales «absorción» y la digestión química total de los alimentos.
Sin embargo, una teoría heterodoxa planteada por el médico Kikuo Chishima, profesor de la Universidad de Nagoya, en su libro “Revolución de la biología y medicina” afirma que la función hematopoyética se origina en las vellosidades intestinales y no en la médula ósea. Esto hace que nos planteemos o mejor, que reconsideremos la importancia que tiene el intestino delgado en nuestra vida y la comprensión de la frase hipocrática «somos lo que comemos».
No es una casualidad que después de décadas de abuso de alimentos cárnicos, lácteos, azúcares refinados, bebidas cola, alimentos congelados, fríos, quimicalizados, con conservantes, hormonados, fertilizados, modificados genéticamente, todos estos, detractores de las vellosidades intestinales, den como resultado una generación entera de intolerantes al gluten o celíacos.
Visto desde una perspectiva amplia, esta intolerancia debería llevarnos a buscar y solucionar en el origen y no conformarnos con minimizar el síntoma.
Resulta curioso que justamente las personas que sufren de esta intolerancia son alimentadas con un montón de harinas refinadas, llenas de químicos, que quizá lo único positivo que tienen es que «no llevan gluten”. Pero entendiendo esta intolerancia como una reacción natural del cuerpo a una alimentación desnaturalizada, el seguir consumiendo estos productos manufacturados sólo asegura que quien la padece sea crónico y dependiente de estas harinas, que cada vez deterioran más sus vellosidades intestinales convirtiéndolos en víctimas de la industria.
Es desconcertante como vamos demonizando alimentos; por ejemplo, el trigo que alimentó por siglos a la humanidad lo hemos convertido en el malo de la película, porque algo o alguien tiene que tener la culpa antes de responsabilizarnos de unos hábitos alimenticios y estilo de vida poco equilibrados. Y es que una vez le hechamos la culpa a la genética o al trigo nos convertimos en víctima y no nos responsabilizamos.
El sabor amargo, presente en las semillas de sésamo, las nueces, las verduras amargas como el diente de león, achicorias, bardana, endivias, la manzanilla amarga, las hojas grandes de los nabos, la remolacha con sus hojas y otras verduras como canónigos, berros, hojas verdes anchas de col, todo tipo de raíces con sus hojas como zanahorias, nabos, napicoles, todo tipo de cebollas, cebolletas, puerros, calabaza tipo cacahuete, guisantes frescos y secos, judías pintas, azukis, garbanzos, lentejas así como la quinoa, el mijo, el trigo sarraceno, maíz, el arroz integral, las pastas de estos cereales, el miso, las algas marinas en especial el alga nori y el alga dulse, los fermentos y pickles de todo tipo, sobretodo los de nabo, endulzantes como el sirope de quinoa, la sal marina no refinada atlántica. Todos estos alimentos preparados de forma adecuada y variada, con una insistente masticación y trituración de los alimentos y una buena ensalivación, favorecen la recuperación y óptima calidad de vida, para quien padece los síntomas de una prolongada y en algunos casos generacional alimentación desvitalizada y enfermiza, o para quien ha sido diagnosticado como celiaco o intolerante al gluten. O para quien está sano y quiere continuar estándolo. A este ultimo le añadiríamos cereales con gluten como la cebada la variedad de trigos y la avena.
Como terapia para recuperar el intestino delgado, se recomienda fortalecer el bajo vientre, conocido como hara, por medio de ejercicios abdominales.
RECETAS
Ensaladilla de quinoa real
Efecto energético: Plato equilibrado energizante y protéico que da vigor físico, nutre y refresca.
Ingredientes:
Quinoa, zanahorias ralladas, col lombarda, zumo de limón, remolacha, semillas de girasol, cebolla cortada pequeñita, ajos, perejil, remolacha, concentrado de manzana, mostaza, aceite de sésamo, shoyu, uvas pasas.
Elaboración:
- 2 partes de agua por una de Quinoa, cocer 10 minutos a fuego alto con un poco de sal, 15 minutos a fuego bajo.
- Cortar la cebolla muy pequeñita y saltear en un poco de aceite sésamo junto con los ajos fileteados y una puntita de cúrcuma, añadir este rehogado directamente a la Quinoa.
- Rallar las zanahorias y rociar con unas gotas de limón.
- Rallar la remolacha y mezclar con las zanahorias.
- Rallar la col lombarda muy finita y luego cortar si hace falta hasta dejarla muy pequeña, mezclar con el resto de los ingredientes.
- Tostar las semilla de girasol.
- Cortar una buena cantidad de perejil y mezclar todos los ingredientes.
- Preparar el aderezo con una parte de mostaza, tres de concentrado de manzana, una parte de agua, dos partes de shoyu.
- Añadir a la ensaladilla y envolverla con esta mezcla.
Quinoa para el desayuno
Excelente como postre o como desayuno para personas diagnosticadas como celiacas o intolerantes al gluten. Ideal para reponer fuerzas y regenerar el desgaste físico. Nutre el intestino delgado. Digestible y ligera.
Ingredientes:
1 litro de bebida de quinoa y arroz
250 gramos de quinoa real
Una astilla de canela
Uvas pasas opcional(dejadas a remojo)
Una raspa de limón
Canela en polvo
Sirope de quinoa
Almendra molida
Elaboración:
Lavar muy bien la Quinoa
Llevarla al fuego con la bebida vegetal, la astilla de canela y la raspa de limón, agregar una pizca de sal, hacer hervir 10 minutos, bajar el fuego y cocinar sobre una placa difusora durante 30 minutos.
Añadir las uvas pasas, la almendra molida, endulzar con el sirope de quinoa.
Remover bien.
Servir fresco con un poco de canela en polvo
Humus de guisantes secos
Efecto energético: proteína de fácil digestión
Ingredientes
Un vaso de guisantes secos a remojo
1/2 vaso de nueces tostada
sal al gusto
Un trozo de alga kombu
El zumo de un limón
Aceite de oliva al gusto
Pimienta negra
Elaboración:
Cocer los guisantes junto con el alga
Tostar las nueces, añadir un poco de shoyu
Colar los guisantes y triturar junto con el resto de los ingredientes
Servir con crudites y un poco de aceite de oliva por arriba