Un corazón saludable es directamente proporcional al estilo de vida

corazonsaludable

Por Patricia Restrepo

Todas las cosas y todos los fenómenos en este universo pueden ser divididas en dos, día y noche, nacimiento y muerte, calor y frío, hombre y mujer, espermatozoide y óvulo.

Una categoría es más creada e influenciada por la fuerza centrífuga y expansiva, tendencia denominada Yin y a menudo representada por un triángulo invertido. La otra, categoría complementaria, es más creada por la fuerza centrípeta o contrayente, denominada Yang y a menudo representada por un triángulo que reposa sobre su base. Los términos Yin y Yang fueron designados en Extremo Oriente hace miles de años, donde aún se utilizan. Aunque la terminología puede ser diferente, en todas las grandes culturas del Este, Oeste, Norte, Sur, perdura una perspectiva similar de la naturaleza y del universo.

Yin y Yang no son pronombres para ciertas cosas. Más bien representan tendencias relativas, dinámicamente comparadas, fuerzas de la naturaleza antagónicas complementarias. Sobre este planeta tierra, las tendencias de Yin y Yang aparecen como las fuerzas del cielo y la tierra. Penetrando en forma espiraloide desde el espacio infinito hacia el centro de la tierra, las fuerzas del cielo, incluyendo los rayos cósmicos, la radiación electromagnética, la luz, la energía solar y la presión atmosférica, se mueven de forma antihoraria. Su dirección es similar a la rotación terrestre. En Extremo Oriente esta fuerza más Yang es llamada TEN-NO-KI, que significa la energía del cielo.

La fuerza de la tierra es generada en forma ascendente desde su centro hacia el espacio infinito, y por la rotación del planeta se mueve en sentido horario (estas direcciones son opuestas en el hemisferio Sur). Esta fuerza más Yin, llamada en Extremo Oriente CHI-NO-KI, significa la energía terrestre. Entre estos dos movimientos antagónicos pero complementarios, todas las cosas sobre la tierra y el mundo relativo y en constante cambio, son creadas, mantenidas y destruidas para eventualmente renacer en el eterno ciclo de la vida.

Así pues, Yin y Yang lo podemos aplicar para comprender las causas de cualquier disfunción orgánica.

La enfermedad cardiaca abarca unas cien enfermedades clínicas reconocidas. Éstas, a su vez, se dividen en varias categorías principales según el criterio de la clasificación internacional de las enfermedades, que tiene como objetivo tipificar las tasas de incidencia, mortalidad y supervivencia.

Las categorías principales incluyen la enfermedad cardíaca reumática, la enfermedad hipertensiva (hipertensión y sus complicaciones), la enfermedad cardíaca isquémica (enfermedad cardíaca degenerativa, incluyendo infarto del miocardio, angina de pecho y endurecimiento de las arterias coronarias), enfermedad cardíaca pulmonaria, desórdenes valvulares, arritmias cardíacas (latidos y soplos anormales), para cardiaco, enfermedad cerebro vascular (apoplejía), enfermedad de las arterias, venas y defectos cardíacos congénitos.

Y así estas enfermedades pueden clasificarse de acuerdo a sus síntomas y causas en tres categorías principales: las causadas por exceso de Yin, tendencias centrífugas y expansivas; las causadas por exceso de Yang, tendencias centrípetas y contractivas; y las causadas por un conjunto de factores de Yin y Yang en exceso. Las cualidades Yin expansivas comprenden la dilatación, hinchazón, inflamación, ensanchamiento, aflojamiento y el aumento en velocidad, flujo y frecuencia vibratoria. Y las cualidades Yang, contractivas, incluyen la contracción, estrechamiento, bloqueo, endurecimiento y reducción de la velocidad de flujo y frecuencia vibratoria. Considerando todo esto, podemos concluir, fácilmente, que si se produce hinchazón y dilatación cardíaca, y de vasos sanguíneos, son de desarrollo y origen Yin, mientras que las que involucran contracción cardíaca y vasos sanguíneos son, básicamente, Yang. Con respecto de la sangre, la dilución y hemorragia son más Ying, mientras que el espesamiento y coagulación son más Yang. Un pulso rápido es, habitualmente, Yin y un pulso lento es Yang.

Un corazón expandido, con condición muy Yin, se produce al consumir demasiados líquidos, en especial refrescos y zumos de fruta, fruta tropical, leche, alcohol, café, estimulantes, especias, azúcar y demasiados alimentos refinados, alimentos quimicalizados. Este tipo de alimentación genera un corazón hinchado y puede producir un pulso rápido, irregular y agitado.

Un corazón contraído, con condición muy Yang, es el resultado de consumir alimentos de alto tenor, en grasa saturada y colesterol: carnes, aves, huevos, lácteos, sal común, horneados, embutidos. Esto causa un estrechamiento y un endurecimiento de las arterias, y acumulación de depósitos de grasa bloqueados dentro y alrededor del corazón. Como resultado, el corazón y las arterias pierden su elasticidad y vitalidad, y el corazón tiene que trabajar excesivamente para bombear la sangre a través de todo el cuerpo. La grasa y el colesterol que se acumulan en las arterias reducen el paso del oxígeno y de la sangre al corazón y al cerebro.

Cuando el corazón está debilitado o sobreactivo a menudo el intestino delgado está impedido. Cuando el intestino delgado funciona bien generalmente los vasos sanguíneos funcionan bien. Las vellosidades en el intestino delgado, que son como un bosque de diminutas proyecciones pilosas, en las cuales billones de bacterias y virus absorben y transmutan en sangre a las partículas alimentarias de la digestión deben estar libres de mucosidad. El consumo de alimentos de extremo Yin o extremo Yang destruyen estos microorganismos y producen indigestión, una reducción de la producción de sangre y, probablemente, un desequilibrio en la producción de glóbulos rojos y glóbulos blancos. Como ocurre en el corazón y en las arterias, las paredes interiores del intestino delgado pueden quedar revestidas de mucosidades y grasas endurecidas y, así, perder su habilidad natural para contraerse y expandirse (peristales).

Según el clásico de medicina interna del emperador amarillo, al hígado se le conoce como el general del cuerpo que llegará a sacrificar una parte de sí mismo, si es necesario a su comandante en jefe el corazón y del ministro de energía vital básica, el intestino delgado.

Los riñones y el corazón también están relacionados, aunque de una manera diferente. Según la medicina tradicional Oriental se dice que el corazón y el intestino delgado son nutridos por el hígado y la vesícula biliar, y controlados por el riñón y la vejiga. A su vez, el corazón y el intestino delgado fortalecen el estómago y el bazo, y debilitan los pulmones y el intestino grueso. La medicina convencional moderna, desde hace mucho tiempo, reconoce la relación corazón riñón. Cuando los riñones están agobiados por una dieta alta en grasa saturada y sal, no alcanzan a lavar la sangre con eficiencia. Y cuando los riñones se contraen demasiado la sangre se acumula en las arterías provocando hipertensión.

De manera que podemos concluir que hay una unidad y una interrelación fundamental entre los diversos órganos. Que las molestias circulatorias pueden estar localizadas en una región del corazón o en una arteria remota, pero que va a afectar al cuerpo de forma global.

En general, las enfermedades cardiovasculares se desarrollan a través de un periodo largo de años como producto de una alimentación extrema no balanceada, vida sedentaria, estrés, falta de contacto físico, resentimiento y emociones no sanadas.

De manera qué, en la misma proporción, si modificamos los hábitos alimenticios, incorporando a nuestra dieta cereales integrales en grano, legumbres, verduras ecológicas de estación, algas marinas, frutas de estación, fermentos naturales, semillas y frutos secos, acompañado de actividad física moderada, cultivar una actitud de gratitud hacia la vida, entrar en contacto con la naturaleza y sanar cualquier resentimiento emocional; encontrar un espacio para la meditación puede revertir, totalmente, una disfunción cardiovascular.

RECETAS

Mousse de Sandía con frutos del bosque.

Efecto energético: Refresca. Relaja una condición muy Yang y ayuda a eliminar el exceso de sal consumido en el pasado.

Ingredientes:

  • Un kilo de Sandía dulce.
  • Una cucharada de agar-agar en polvo.
  • Una pizca de sal marina.
  • Cuatro cucharadas de frutos del bosque.

Elaboración:

  • Cortar la Sandía en trozos grandes y saltear con una pizca de sal, en fuego alto.
  • Reducir el fuego a mínimo, colocar sobre una placa difusora y hacer una reducción de la Sandía, por largo tiempo, hasta que se intensifique su sabor dulce y se vuelva cremosa.
  • Disolver una cucharada de agar-agar en un vaso pequeño de agua, hacer hervir durante cinco minutos, bajar el fuego. Coser durante quince minutos, para luego añadirlo a la reducción de la Sandía. Dejar enfriar para obtener la gelatina.
  • Triturar con la batidora, para conseguir el efecto del mousse. Servir con los frutos rojos.

Ensalada de fríjoles.

Efecto energético: Proteína vegetal de excelente cualidad que fortalece y relaja las funciones cardíacas.

Ingredientes:

  • 250 gr. de fríjoles cocidos.
  • 50 gr. de maíz tierno.
  • Un puñado de judías verdes.
  • Un manojo de perejil.
  • Una cebolleta mediana.
  • Una raíz mediana de salsifí.
  • Aceite de oliva y vinagre de manzana al gusto.
  • Una cucharada de tamari.
  • Una cucharada de melaza de cebada.

Elaboración:

  • Cortar judías verdes en trozo de dos centímetros. Cepillar el salsifí, cortarlo en rodajas finas.
  • Escaldar en agua hirviendo, con una pizca de sal, las judías verdes y la salsifí.
  • Cortar la cebolla en cuadros pequeños. Dejar macerando con una pizca de sal.
  • Cortar el perejil.
  • En un recipiente profundo mezclar los fríjoles, el maíz, la verdura escaldada, la cebolla macerada y el perejil.
  • Preparar un aderezo con el aceite de oliva, el vinagre de manzana, el tamari y la cebada.

Té Kombu.

Efecto energético: Tonifica el sistema nervioso, depura y fortalece la sangre cuando está ácida por una condición Yin.

Ingredientes:

  • Una tira de siete centímetros de alga Kombu.
  • Un litro de agua.

Elaboración:

  • Hacer hervir el agua con el alga, reducir la llama y coser a fuego mínimo durante quince minutos.

Bibliografía Michio Kushi.