¿Quién dijo alergias?

alergias

Por Patricia Restrepo

Las alergias, en general, podríamos denominarlas como reacciones exageradas, anormales a diferentes sustancias que pueden ir desde alimentos, medicamentos, químicos, o sustancias volátiles, polvo, polen, pelo de animal hata picaduras de insectos.

Los síntomas suelen manifestarse a nivel respiratorio (asma, estornudos), a nivel cutáneo (urticaria, zarpullidos, rojez en piel u ojos), a nivel interno (dolor de estómago, acidez, picazón de boca o garganta, calambres diarreas, náuseas, rigidez, inflamación o dolor en articulaciones y huesos, y en algunos casos extremos, taquicardia, intensos flujos, shock.

Es curioso, más que curiosos es relevante, observar que las alergia son uno de los desequilibrios en salud que más han aumentado a partir del s. XIX (vinculado al uso y abuso de pesticidas, dieta moderna, medicamentos, químicos, aditivos, conservantes, multiplicación y exposición a campos electromagnéticos (aires acondicionados, teléfonos inalámbricos, telefonía móvil, ordenadores, fotocopiadoras, microondas, mantas eléctricas, ollas y cepillos eléctricos, vida sedentaria.

La causa principal de las alergias modernas es el empobrecimiento del sistema inmunológico, que al debilitarse se hace vulnerable, incapaza de apaptarse al medio ambiente siempre cambiante. El tratamiento peincipal para tratar las alergias debería ir dirigido a fortalecer el sistema linfático y la calidad de la sangre.

Si utilizamos la lógica y la analogía, vemos claramente que una alergia no es más que un intento desesperado del cuerpo para deshacerse de los excesos que ha generado una alimentación insana (casi siempre de carácter yin). Y es quizás en primavera, cuando todo eclosiona, como en la naturaleza, que el cuerpo en su proceso natural de desintoxicación agudiza los síntomas.

Tampoco deberíamos olvidar nuestra naturaleza holográfica y la interrelación de cuerpo y mente, y sus expresiones inherentes (emociones, pensamientos).

El libro “La enfermedad como camino” de Thorwald Dethlefsen y Dahlke Rudiger, hace alusión a la relación de las alergias y personas con dificultades de recibir críticas, hipersensibles, a no considerar otros puntos de vista o formas diferentes de entender la vida.

Si partimos de la premisa que para curar las alergias deberíamos curar primero el sistema inmunológico, entonces habría que evitar el consumo de azúcares simples, refinados, lácteos, solanáceas, productos de origen tropical, y la ingesta desmedida de agua. Poner el acento en el uso diario de cereales integrales en grano, legumbres, verdura y fruta de estación, frutos secos, algas marinas, cocinar de forma tradicional, recuperar las sopas y potajes.

También deberíamos evitar la automedicación de antiestamínicos, analgésicos, antibióticos, y el abuso crónico de corticoides y demás medicamentos, otorgándoles su lugar. Y adoptar prácticas más naturales para ayudar al cuerpo a que use su autocapacidad reguladora, por ejemplo: pequeños ayunos, ejercicio físico, friega corporal* (desarrollada por Michio Kushi). En la mejoría de todas las disfunciones, la actividad física está involucrada.

La medicina actual trata a los alérgenos con antiestamínicos y evitando comer o exponerse a la supuesta sustancia que causa la alergia. Esta, como única medida sólo consigue debilitar más al paciente, y hacerlo vulnerable y limitado.

Evidentemente mientras el cuerpo se fortalece no lo exponemos a un shock, pero paralelamente le vamos a introducir en la dieta alimentos revitalizadores, que poco a poco alcalinicen la condición y la estabilicen.

Si tuviera que exhalar 3 ó 4 elementos que acidifican y debilitan desencadenando alergias, apuntaría a el azúcar blanco o moreno, la fructosa en polvo, lácteos y todos sus derivados, frutos tropicales tomados en esta latitud.

Vivimos en la era de la tecnología y no podemos escapar de esta realidad, pero sí podemos hacer un uso discriminado de cuando y cuanto (ordenadores, teléfonos móviles), y evitar lo innecesario (microondas, cepillos eléctrico, mantas eléctricas, cocinas eléctricas, etc.).

Ante el desconocimiento sobre las alergias y su origen, no falta el oportunismo tecnológico al que la ciencia médica abre los brazos para justificar su ignorancia, test de intolerancias alimenticias, donde hay resultados tan alarmantes como descabellados (intolerancia al arroz integral o a los cereales integrales), y en el mismo test sale tolerancia al azúcar o a una bebida cola. Estos test que están muy en auge y que cuestan un montón de dinero, carecen de fiabilidad.

El tratamiento principal a las alergias debería consistir en una alimentación sabia, tradicional, con ingredientes orgánicos, locales, de estación (sopa de miso con verduras dulces, té de verduras dulces, comer cada día una buena ración de verduras ligeramente hervidas, utilizar en contacto con la piel ropa de algodón, friega corporal*).

(*) Friega corporal: Sumergir en agua caliente o bajo el grifo una toalla pequeña de algodón, escurrirla hasta que quede húmeda y caliente.

Fregar en círculos todo el cuerpo, desde los dedos de los pies en forma ascendente, hasta las orejas y rostro. Poner énfasis en los dedos de los pies y manos, axilas, ingles, cuello y detrás de las rodillas. La piel debería ponerse rosa.

Esta friega debería hacerse con el cuerpo seco, no bajo la ducha, por 10 a 15 minutos todos los días a primera hora o antes de ir a la cama.

La friega corporal promueve una buena circulación sanguínea y linfática, con lo que mejora el sistema inmunológico, abriendo los poros de la piel, ayudando al organismo a eliminar toxinas, también estimula los meridianos de energía utilizados en el shiatsu y la acupuntura.

Receta

Ensaladilla de pasta con toques de invierno y primavera

Ingredientes:

• 500gr de pasta kamut
• 2 cebollas secas
• 1 zanahoria
• 20gr de piñones
• 20gr de alcaparras
• 20gr de aceitunas marcidas
• 4 cucharadas de aceite de oliva
• 1 cucharita de soyu orgánico
• 2 cucharadas de vinagre de Módena
• 1 manojo de perejil
• 1 manojo de rúcula
• una pizca de pimentón

Elaboración:

• Cocer la pasta hasta dejarla al dente.
• Paralelamente saltear la cebolla en el aceite de oliva y condimentarla con el pimentón y una pizca de sal. Escurrir la pasta y añadir la cebolla con el aceite del salteado y reservar.
• Rallar la zanahoria, tostar los piñones, cortar finamente el perejil, remojar unos minutos las hojas de rúcula.
• Añadir y mezclar todos los ingredientes, a excepción de la rúcula y el perejil. Aliñar con soyu y vinagre de Módena, y al final el perejil y la rúcula.