Cocina de invierno

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Por Patricia Restrepo

Cómo recogernos en invierno para rentabilizar el calor (la energía), comenzando por el des-ayuno (el momento de romper el ayuno). Invierno época de recogimiento.

Observando las cinco transformaciones de energía, nos encontramos en invierno con el elemento agua, que representa el inicio en nuestra evolución biológica. El fondo marino donde se manifestaron las primeras formas de vida, el momento de la gestación nos ilustra con claridad ese periodo de evolución a partir del agua.

Los órganos que se corresponden al elemento agua son los riñones como órganos compactos yang, y la vejiga como órgano hueco yin, y el aparato reproductor reflejo de estos órganos y por supuesto la sexualidad como consecuencia.

La zona de riñones es considerada como la puerta de entrada de energía o la puerta de pérdida de energía. Hemos de alimentarnos, pues, en invierno reforzando con platos remineralizantes, que generen calor interno, platos que nos proporcionen una energía duradera y estable. Para no tener que recurrir a buscar el calor en lo externo: calefacciones muy altas, un exceso de bebidas calientes, ropa de abrigo de material sintético, agentes estos que no nos permiten adaptarnos de forma natural al cambio de estación, que cada vez nos generan más frío y nos debilitan.

En cuanto, al alimento es la época de las legumbres, judías azukis, alubias pintas, alubias blancas, fríjoles, con las que confeccionar ricos potajes. Epoca de las castañas pilongas, la fruta seca, frutos secos tomados a discreción, especialmente nueces y avellanas. Semillas tostadas ligeramente: sésamo, girasol, calabaza. Manzanas y calabaza al horno.

Cereales integrales, es decir el grano íntegro en equilibrio en sus tres partes (almidón, germen y salvado), arroz, mijo, arroz dulce, trigo sarraceno.

Alimentos probióticos como el miso, una buena sopa de miso que represente el fondo marino.

Verduras redondas, todo tipo de coles y hojas verdes pequeñas, raíces (nabos, chirivías, zanahorias, bardana).

En las comidas, elaborar platos tradicionales de la dieta mediterránea, sustituyendo los ingredientes desvitalizados por ingredientes energéticos. Sustituyendo la proteína animal por proteína vegetal de buena calidad.

Ejemplo:
Para una paella, plato único y equilibrado, se sustituye el arroz blanco por el arroz integral.  Sustituir la verdura congelada, por verdura fresca. Los garrofones congelados (proteína) por garrofones secos remojados. El aceite refinado, por aceite de primera presión en frío, disminuyendo su cantidad. Agregar un poco de algas  jiziki. Después de remojadas y una vez eliminada el agua del remojo, se añaden a la cocción de la paella dando un toque marino especial.

El seitán o el temphe, cortados a trocitos, serán el aporte protéico en esta paella.

Más ejemplos de platos mediterráneos: arroz al horno, arroz caldoso, «arros amb fresols i naps», potaje de garbanzos, rustido de seitán, olla de calabaza.

No olvidéis en cada comida las hojas verdes pequeñas y frondosas al vapor, escaldadas o hervidas, que después de una corta cocción han  de mantener el verde intenso.

Para dar movimiento a los potajes y platos de cocción muy larga, añadir un poco de jengibre o berros crudos, cebollinos, picante de buena calidad.

Sugerencias para un desayuno energético: sopa de miso y crema de cereales integrales

SOPA DE MISO

Para dos personas:

Ingredientes: algas wakame, una zanahoria pequeña, un puerro, un trocito de jengibre, 1/2 litro de agua blanda, dos cucharaditas rasas de mugi miso, un poco de cebollinos cortados muy pequeños o la parte verde del puerro troceada, sésamo tostado.

Elaboración:
Cortar las verduras en trozos homogéneos, llegar al fuego con 1/4 litro de agua junto con el puñado de algas wakame y el trocito de jengibre. Cocer hasta que las verduras estén blandas, agregar el resto del agua y hacer hervir 2 min.
Sacar en un cuenco un poco de este caldo y diluir en él las dos cucharaditas de miso.
Agregar el caldo con el miso al resto de la sopa. Cocer 2 min sin que llegue a hervir.
Servir en cuencos individuales, aderezando con cebollino crudo o puerro y un poco de semillas de sésamo tostadas.

Nota: puede guardarse de un día para otro en la nevera, pero para no destruir sus propiedades nunca se debe hervir el miso, sólo calentar.

CREMA DE ARROZ INTEGRAL

Ingredientes:1 vaso de arroz integral, 4 vasos de agua, un trocito de alga kombu opcional o una pizca de sal marina no refinada.

Elaboración:
Lavar bien el arroz y añadirlo a una olla junto al litro de agua y la pizca de sal o alga kombu. Hacer hervir durante 10 min a fuego alto y luego bajar el fuego al mínimo, seguir cociendo sobre una placa difusora durante 4 horas más (puedes hacer la crema más larga, por cada vaso más de agua que añadas, una hora más de fuego.
La crema de 8 horas y 8 vasos de agua, es una crema muy energética.
Una vez hecha la crema se puede dejar enfriar y guardar en la nevera para varios días.
Se puede tomar con un poco de leche de avena, con uvas pasas, semillas tostadas, frutos secos, ralladura de limón o endulzarla con melaza de cereales (polisacáridos).

Para adaptarnos de forma natural a los cambios climáticos y así sintonizar con felicidad con el entorno, es necesario COMERNOS EL PAISAJE, utilizar el fuego y la sal en mayor o menor proporción con relación a la temperatura externa.

Para lograr una comunicación álgida con la naturaleza dentro y fuera, el MOVIMIENTO sería al lenguaje los resonadores que activan, en este caso los órganos y que permiten que manifiesten sus cualidades en positivo.

Los riñones representan el coraje, la tenacidad, la vitalidad, la capacidad de creación y procreación. Activar los meridianos de vejiga y riñones contribuyendo a este propósito, que no es otro que el propósito del orden de la naturaleza. “Que cada ser, cada partícula viviente, animada o inanimada esté enchida de felicidad y se mueva, que fluya sin obstáculos, que se interrelacione con otras partículas, permitiendo la eclosión de todo su potencial”.

La meditación nos lleva al gozo de observar y así comer y movernos se convierte en una danza consciente e intuitiva. En invierno danzamos para preservar el calor dentro, como os árboles lo preservan en sus raíces. Así nosotros cuidamos los riñones, nuestras raíces energéticas.