Mejor no comas patata …

patatas

Por Patricia Restrepo

La patata, alimento o mejor, elemento que ha conseguido ser el centro de mesa de cada día en hogares y restaurantes, colegios, prisiones y hospitales, goza de un prestigio valorado en exceso. Quizás anclado a los tiempos de guerra o hambrunas, donde cumplió temporalmente su papel de “embuchar” o engañar al organismo hasta sentir la sensación de llenura, que es lo que realmente hace, “rellenar” …

Estamos agradecidos, pero ya no vivimos tiempos de hambre, y si realmente no queremos volver a la hambruna, desertización y pobreza en la tierra, sería adecuado sustituir el carbohidrato simple de la patata por los carbohidratos complejos de los cereales integrales en grano, y darle a la patata el lugar que le corresponde, podemos disfrutar de las patatas ocasionalmente.

Un poco de historia sobre la patata, una de las “mortales sombras nocturnas”

Las plantas más comúnes de sombra de noche usadas para alimento son el tomate, patata, berenjena, y pimienta campana. Estas raras plantas, antes cosideradas venenosas por muchos pueblos y aún consideradas mortales por unos pocos, originalmente vienen en prominencia como plantas ornamentales. Una vista para retener; estas hermosas plantas decoraron muchos paisajes de hogares europeos y americanos durante los siglos XVII y XVIII.

Su alto promedio en contenido de nitrógeno da a esta familia de plantas una unión fuerte con el mundo animal. A diferencia de otras plantas florecientes, las sombras nocturnas contienen una imitación de la gástrula animal, la forma básica reproductora de la que se desarrolla un animal. La gástrula en solanáceas se localiza justo encima del brote de la semilla de sus flores.

Algunas de las sustancias tóxicas halladas en abundancia en comidas solanáceas son solanina, glicoalcaloides y alkaminas. La sustancia verde hallada en muchas patatas indica la presencia de solanina, un veneno que se ha asociado a sarpullido y otras enfermedades de la piel. Los glicoalcaloides han demostrado causar a los glóbulos rojos autodestruirse in vitro, y las alcaminas, que son absorbidas por los intestinos, han mostrado contribuir a desórdenes mentales en humanos y animales.

Todas juntas, estas sustancias se han asociado con piedras del riñón, agotamiento del calcio, náuseas, dolor abdominal e inflamiento, pérdida de glóbulos rojos, úlceras, ictericia, sarpullido, desgaste muscular, dificultades al respirar, temblores, somnolencia y parálisis. La más famosa asociación negativa de solanáceas, aunque aún en debate, es con la artritis reumatoide.

Inútil decir, esta es una lista bastante exhaustiva de síntomas técnicamente investigados, síntomas que deberían estimular algún pensamiento como cuánto y cuan a menudo quisieras involucrarte íntimamente con estos alimentos.

Además de ser altamente animadas durante las horas frescas de la noche, las solanáceas no son plantas muy sociales; prosperan mejor si crecen solas en su propio terreno lejos de otros vegetales. Sin embargo, también crecen bien junto con las de su propio tipo. Todos estos rasgos sugieren energética de conducta muy interesante en el que come solanáceas.

Cualquiera de las solanáceas comúnes pueden, al comerlas en exceso, contribuir a:
Debilidad física y mental (son plantas débiles y frágiles, cada una sin un corazón central).
Envejecimiento prematuro (si te encuentrascon alguien que aparece más arrugado y viejo que lo que realmente es, más que parecerlo, está comiendo estas plantas como parte regular de su dieta).
Un cutis gris sucio a menudo acompañado de piel hundida, frialdad física y emocional.
Pobre circulación resultante de coyunturas y músculos rígidos y tensos.
Una preferencia para comprometerse en actividades nocturnas, insomnio, y un fuerte deseo de carne y sangre.

Lo último, en un nivel mecánico, significa que la persona tiene una tendencia a ansiar productos animales, en especial productos lácteos y carnes rojas. Simbólicamente, signifca que la persona siente necesidad de mayor atención, apoyo y fortaleza de otros; psicológicamente, estas necesidades se manifiestan como vampirismo emocional.

La patata, tubérculo redondo, acuoso, hondo (no es una raiz), es la segunda más grande cosecha en  efectivo en América, después del trigo. Realmente es la tercera (marihuana no oficial). Una planta productora de almidón, pero a diferencia de plantas cereales, que son semillas carbohidratos, la patata es una planta débil con tallos desparramados pero algo erguidos como ramas. La altura promedio de la planta es  entre 50 y 80 cm.

Las patatas pueden crecer casi en cualquier parte (hasta unos 2.500m de altitud), con excepción de regiones tropicales bajas. La maleza de la planta de la patata consiste de raices fibrosas con tallos, ramas adicionales que se hinchan en los cabos para formar tubérculos. En invierno estos tubérculos, las patatas reales, sobreviven y las hojas de la planta mueren.

Tiernos retoños se desarrollan después de los ojos de la patata, alimentándose de la patata madre hasta marchitarse y morir, en verdad una planta auto-absorbente, auto-satisfaciente con poco interés por su madre, a no ser succionar la vida de ella hasta que el jóven se hace maduro lo suficiente para sacrificar sus propias vidas en pro de la siguiente generación de tiernos retoños como vampiros.

El proceso de vida de la patata se parece mucho al proceso de vida de masas tumorosas, en que los tumores, como las patatas, existen y sobreviven del residuo en exceso del cuerpo absorbiendo de él para producir más tumores.

Alcaloides venenosos llamados solaninas aparecen como un color verde en las pieles de la patata, en particular cuando están expuestas a la luz. El nivel de solanina de muchas patatas es casi 90 partes por millón (ppm), que es casi un cuarto del nivel de peligro determinado por investigadores.

Una patata, dos patatas, …

La patata tiene una historia muy rara. En 1530, los conquistadores españoles encontraron a los Incas comiendo minúsculas patatas del tamaño de cacahuetes. Observaron a los Indios remojar primero las pequeñas patatas en agua y luego dejarlas congelar en el aire helado de la montaña. Luego las secaron al sol y procedieron a quitarles la piel pisándolas con sus pies descalzos hasta que las minúsculas patatas se volvieron negras y duras como piedras. Después fueron remojadas por tres o cuatro días antes de cocinarlas en sopas o molidas en harina para hacer pan.

En resúmen, estos diminutos precursores de la moderna patata hinchada eran sujetos a algún proceso bastante serio antes de ser consideradas aptas para el consumo.

Introducidas en Francia en 1540, las patatas primero fueron consideradas una planta ornamental y no aceptada o comida como alimento. Casi treinta años después, los franceses prohibieron el cultivo de patata basados en la creencia que causaban lepra. En 1771, muchos países de Europa a excepción de Francia, habían aceptado finalmente la patata como un alimento. Sin embargo, aún había mucho interés y duda sobre los posibles peligros de este nuevo alimento, en particular entre los granjeros y campesinos. En 1663, la Real Sociedad de Inglaterra exhortó la plantación de patata para prevenir hambruna, una solicitud a la que se opusieron campesinos y granjeros.

Muchos creen que los irlandeses fueron los primeros en consumir patatas en cantidades sustanciales. Esto se debe probablemente al cuento “hambruna de patata” en Irlanda que literalmente hizo estragos en jóvenes y viejos. Esta tragedia se debió al intento de los irlandeses de reemplazar mucha de su orignal agricultura de cereales por el cultivo de la patata. La patata no se convirtió en la base de la dieta de la gente de Irlanda hasta después del s. XVIII.

Los alemanes fueron los primeros grandes comedores de patata. Ya en 1720 Federico Guillermo I impuso a los campesinos Prusianos (bajo la amenaza de castigo draconiano), la plantación de patatas. Los campesinos convencidos de que la patata causaba lepra y otras enfermedades de la piel, rehusaron y sacaron las patatas del suelo. Entonces fueron forzados a cultivarlas, o les cortaban sus orejas y nariz. Dada la alternativa, las cultivaron.

Hasta 1770, el clero Presbiteriano de Escocia mantuvo su posición que las patatas no eran buenas porque no eran mencionadas en la Biblia, pero hoy los escoceses son ávidos comedores de patata.

En la Inglaterra Isabelina, la patata era conocida por ser pequeña como un dedo humano. Una vez aceptada, la patata creció en tamaño y popularidad, sin embargo, en América la patata no se comió tanto hasta el inicio del s. XIX.

Energéticamente, las patatas contribuyen a debilidad mental y física. Los efectos físicos de comer patatas en exceso pueden resultar en palidez, blancura y arrugas en la piel, lunares en la piel y zarpullido. Son muy difíciles de digerir, contrario a la creencia popular, y contribuyen a flatulencia, hinchazón intestinal y la reducción de minerales en el cuerpo. Durante el s. XVII y XVIII, se creía que la patata debilitaba las células reproductoras humanas, y por eso causaban didrocéfalos y estupidez general entre aquellos que las comían y su prole.

Debido a la naturaleza autosatisfecha de la patata y pereza, puede contribuir a síntomas mentales de fatiga y somnolencia, pensamientos dispersos, incapacidad de prestar atención, torpeza mental, simploneria mental, lealtad ciega y fé ciega, así como devoción a dogmas religiosos y un espíritu sobre todo torpe con una falta de pensamiento ceativo.

Las patatas son plantas débiles, susceptibles de enfermar y rápida descomposición, y si se comen en exceso, pueden encajar estas cualidades en el sistema inmune humano. A diferencia de los carbohidratos de granos cereales que tienen un efecto nutriente y vitalizante en el  cerebro medio. Esto, a su vez, estimula el cerebro anterior para sustituir las funciones usuales del cerebro medio; por ende, la manifestación de idealismo ciego y una falta general de sentido común.

Son alimentos de soporte para condiciones de tensión acompañadas de exceso de calor y sequedad. Son verdaderas chupadoras de sal, y esto puede ayudar mucho a reducir el sodio en los tejidos de persnas que han consumido de tiempo mucha sal. Y hablando de los tipos de carácter energético dominante y obediente, las patatas son uno de los alimentos más enteramente dóciles en existencia.